En el cáncer de mama es imprescindible trabajar los aspectos emocionales de la paciente y de sus familiares ya que las patologías mamarias hacen que la mujer se sienta menos femenina y esto mine enormemente su autoestima y autovalía. En un porcentaje muy alto, pero no siempre, la mujer se deprime, por el miedo a lo desconocido de la enfermedad, por el pronóstico, por el aislamiento que le genera no expresar sus emociones, rechazo a lo que está sintiendo. Se trata de HUMANIZAR, de escuchar lo que siente la mujer, de permitirle expresar lo que siente, escuchándola, dejándola hablar de sus miedos y temores, dándole respuesta a sus preguntas y sobre todo que sienta, tanto por parte de la pareja/familia como del equipo médico que se está atendiendo tanto a los físico como a lo emocional. Así se desencadena todo un mecanismo bioquímico que hace que las hormonas que disminuyen el dolor y que generan felicidad palien la situación que muchas denominan “el bicho”.
Es imprescindible que, en caso de tener pareja, sea inmediatamente conocedora de esta circunstancia para que pueda ayudarla acompañándole en todo este proceso.
Recordemos que también curan las miradas, las sonrisas, los oídos que escuchan los miedos. Que lo invisible también cuenta, es decir, las emociones si no son cuidadas generan heridas y que no hay analgésico que quite ese dolor.
Permitir que expresen su miedo, sus temores, cuantas veces en consulta hemos oído “con todo lo que estoy pasando además me estoy preocupado porque tengo miedo de no resultar ya atractiva para mi pareja”, el simple hecho de verbalizarlo y de sentirse escuchadas, ellas mismas refieren que ya sienten un gran alivio, entender que lo que les pasa entra dentro de esa “normalidad”, también cura. Lo anteriormente descrito se aplica igualmente para todos los procesos ginecológicos.
Hoy y siempre, mira a los ojos, escucha, siente, tiende tu mano y recuérdales que “lo realmente hermoso es invisible a los ojos”
Eso también cura.
fuente: www.cop-cv.org
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